Ya habíamos hecho referencia al naufragio del Barco de pasajeros Monte Cervantes ocurrida el 22 de enero de 1930.
El 22 de enero de 1930 se había producido el naufragio del Monte Cervantes. En el año 1943 se contrato a una empresa italiana para iniciar las tareas de reflotamiento la empresa Italiana Salvamar, a cargo del Señor Leopoldo Simoncini, quien contaba con los estudios técnicos de los Ingenieros Offerman y Krakenhagen.
En dichas operaciones colaboran tres barcos, el remolcador SAINT CHRISTOPHER, que aun se puede ver en la Bahía de Ushuaia, la lancha MORITA, que era un bote de salvamento del MONTE CERVANTES y la lancha del Señor Vicente Padin Moreyra, que era la más grande de la zona y tenía la particularidad de haber sido construida en Ushuaia.
Las operaciones se extendieron durante diez años, durante los cuales se recuperaron algunos componentes como motores diesel y dinamos, los cuales fueron vendidos a empresas de Zárate y de Córdoba.
La nave fue alivianada cortándole la superestructura, mástiles, chimeneas, etc. y aumentaron su flotabilidad por medio de flotadores externos adosados al casco y el vaciado del agua que había ingresado al interior mediante bombas de distintos compartimentos del barco.
La intención era zafar el casco de la varadura y remolcarlo a una posición cercana a la playa para poder adrizarlo sin riesgos.
Entre los días 20 y 23 de julio de 1954 se efectuó un intento de remolcarlo a Ushuaia, participaron el remolcador SAINT CRISTOPHER y el buque de salvamento de la Armada Argentina A. R. A GUARANI.
Debido a la rotura de dos flotadores auxiliares, uno de los cuales averío el casco, se suspendió la maniobra hasta efectuar las reparaciones necesarias y solicitar la colaboración de otras naves con el fin de contar con más potencia de tiro.
En los días siguientes se cortaron varios elementos de la nave que impedían su desplazamiento como ser pescantes de botes, vientos de las chimeneas u obenques de los palos.
En el segundo intento de remolque efectuado entre los días 6 y 7 de octubre de 1954 participaron el SAINT CRISTOPHER los remolcadores de la Armada Argentina A. R. A. CHIRIGUANO, A. R. A. SANAVIRON y A. R. A GUARANI.
Disposición de las amarras de los remolcadores
La primera tarea fue la de pasar el pesado remolque de mar de cada uno de ellos y afirmarlo con los buzos al casco del Cervantes que emergía parcialmente con la quilla hacia arriba. La maniobra con los cables de remolques de alambre de acero fue muy dura, prolongada y dificultosa; los barcos debían acercarse con baja profundidad y no tocar el fondo, que se veía debajo de sus cascos. Al cabo de 12 horas, los cuatro quedaron aferrados al Cervantes y a la orden del Comandante del Chiriguano, a cargo de la operación, empezaron a tirar, al principio con poca máquina hasta templar los cables de remolque y luego con toda fuerza. Los avisos estaban dispuestos en un arco o abanico.
La nave zafó de su prisión y los remolcadores iniciaron el trayecto hacia tierra firme con los cuatro remolcadores, el Monte Cervantes navegaba a una velocidad de 3 a 5 nudos y de repente se produjo lo imprevisto: el Saint Cristopher informó que se le había cortado su remolque, hecho que se produce a los 20 minutos de travesía. Casi inmediatamente, se observó que saltaba un chorro de agua en la proa del casco del Monte Cervantes, similar o quizá más importante al soplido de una ballena y el barco comenzó a hundirse de proa apresuradamente con un leve ángulo de unos 15 grados. El hongo de succión fue considerable y atrajo a las embarcaciones que lo rodeaban mientras mantenían el achique.
Inesperadamente el casco tomó una fuerte escora estribor, con el agravante que se comenzaron a cortar los cables que lo sujetaban solo el Chiriguano de la Armada no pudo zafar y solo logro mantenerse a flote porque el Monte Cervantes toco fondo antes a arrastrar al A.R.A. Chiriguano con él.
Imagen antes del hundimiento final
Los remolcadores trataron de regresar para volver a varar el casco en un bajo fondo cercano al faro Les Eclaireurs pero finalmente, la empresa fracasa al hundirse definitivamente la nave el día 7 a las 15:12 horas.
El casco se hundió en la posición 54° 52’ 36” S y 58° 04’ 58” W a 141° de faro Les Eclaireurs y a 4 cables del mismo, en una profundidad de 100 metros.
La empresa Salvamar presento quiebra quedando el SAINT CHRISTOPHER abandonado en la bahía de Ushuaia como mudo testigo de la historia.
La Leyenda.
Los comentarios de ese entonces hablaban de la caja de caudales, donde las pasajeras habrían depositado sus alhajas, pero al respecto también se decía que los buzos no la habían respetado y se habían hecho de los valores . El pasaje del Cervantes no era común; por el contrario, se trataba de personas acomodadas y esto lo confirmó una pasajera ya fallecida de la sociedad porteña, quien manifestó que había sido un suceso para la época y había llamado la atención por el interés despertado en conocer Ushuaia y el canal Beagle.
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