La más grande de las Tragedias Navales de la historia

Muchos no saben cual fue la tragedia naval más grande l de la historia, el Titanic esta en la mente de muchos pero existió una tragedia mucho mayor

Al final de la segunda Guerra Mundial Alemania se encontraba presionada por el este y por el oeste, solo les quedaba la posibilidad de escapar por la zona del Báltico. Es así que tanto la población civil como los militares que quería escapar, se vieron obligados a hacerlo por las heladas aguas del Báltico.  Es en ese momento que el  antiguo barco de placer Wilhlelm Gustloff parecía ser la seguridad, para muchos. El Gustloff había sido botado el 5 de mayo de 1937  iniciado sus navegaciones en el año 1938  como barco de pasajeros.

Botadura del Transatlántico Wilhlelm Gustloff  antes de la Segunda Guerra Mundial.

Estaba lujosamente equipado: contaba con agua corriente caliente en todas las cabinas, cine e incluso una piscina cubierta.
Pero sólo cumplió su misión original durante unos cuantos cruceros a Noruega y Portugal. En septiembre de 1939 —poco después de estallar la Segunda Guerra Mundial—, fue traspasado a la marina para el transpone de heridos. Desde noviembre de 1940 estuvo anclado cerca de la ciudad de Danzig, en la Prusia Oriental. Allí sirvió de buque alojamiento para soldados de la Segunda División de Instrucción de Submarinos.

Wilhlelm Gustloff

Ante el avance de los Rusos  el  caos entre la población civil en fuga y las tropas supervivientes del ejército alemán debió de ser horroroso. Con temperaturas de -20 °C y presas del pánico, huyeron hacia el norte porque todos los demás caminos estaban bloqueados por las unidades rusas. Las noticias acerca de la brutal saña de los soldados soviéticos incrementaron el horror de los fugitivos.
El Wilhelm Gustloff era un moderno trasatlántico destinado a la población trabajadora de la Alemania nazi hasta el inicio de la Segunda Guerra mundial. La única salvación era huir a través del Báltico, en cuya costa la Wehrmacht, las fuerzas armadas alemanas, todavía podía mantener algunas cabezas de puente. Uno de aquellos objetivos de fuga era la bahía de Danzig, pues en la localidad de Gotenhafen se encontraba anclado el Wilhelm Gustloff. El 21 de enero, el gran almirante de la marina alemana había dado ya orden de que se preparara el barco para zarpar hacia el oeste.
El Wllhelm Gustloff leva anclas, el 30 de enero de 1945, a las 12:20 horas, el Wilhelni Gustloff recibió por fin la orden de zarpar, su destino era Dinamarca Como es de esperar en éstos casos el  pánico y la desesperación por huir que se desató durante el embarque, hizo que fuera imposible registrar la verdadera cifra de las gente que embarcó. llegó un momento en que ya no fue posible registrar la cifra de personas que se encontraba a bordo. Pero es seguro que en el barco, que estaba diseñado para acoger a 1465 turistas, en aquel momento había al menos 8000 personas, e incluso es probable que fueran más de 10 000. La gran mayoría de viajeros eran mujeres, niños y heridos.
A bordo del buque se encontraban más de 10.000 personas. En su mayoría mujeres y niños, también había heridos, todos ellos refugiados que huían del ejército rojo. Sin embargo, también se hallaban a bordo aproximadamente 1000 cadetes de la marina, que habían acabado su adiestramiento para combatir en los submarinos alemanes y debían ser incorporados al servicio lo antes posible.
Todo rincón bajo cubierta se empleó para albergar a gente atemorizada, pues la estancia a la intemperie con temperaturas de -20 °C era insoportable. Incluso la antigua piscina cubierta se empleó entonces para acoger pasajeros. Noventa y nueve auxiliares femeninas de la marina montaron allí un campamento provisional; sólo seis de ellas sobrevivieron a aquella noche. El tiempo era borrascoso y helado; el agotamiento y los mareos contribuyeron a que los ánimos a bordo se tranquilizasen. El aire en los pasillos abarrotados era casi insoportable.
El temor a ser atacados flotaba en el ambiente ya había ocurrido hechos de este tipo con otros barcos, además eran barcos que llevaban escasa protección de custodia de la armada.
Para garantizar la seguridad del Gustloff en alta mar le acompañaron dos buques de escolta, el torpedero Lowey él caza torpedero T1. No obstante, el T1 tuvo que abandonar la escolta al poco tiempo debido a la fuerte marejada y los otros dos barcos debieron continuar solos. Sin embargo, la protección del Lowe era también completamente ineficaz, pues su sistema de detección de submarinos se había congelado y no funcionaba, de manera que en ningún momento existió la posibilidad real de descubrir a tiempo al submarino ruso S-13.
Su capitán, Alexander Ivanovich Marinesko, llevaba ya dos semanas en el Báltico a la búsqueda de botín, con el fin de lograr un éxito espectacular que le evitase un proceso militar por falta de disciplina. Finalmente, aquel 30 de enero, a las 20:00 horas aproximadamente, recibió la noticia de que se había avistado un gran buque de transporte de tropas.
Al abrigo del mal tiempo inició la persecución y colocó su submarino cuidadosamente en una posición ventajosa. Al cabo de algo más de una hora dio orden de disparar cuatro torpedos. Tres de ellos salieron del S-13, el cuarto se quedó atascado y tuvo que ser desactivado a toda velocidad.
 El ataque

Comandante del submarino Ruso S-13

A principios de 1945 Alexander Ivanovich Marinesko, capitán del submarino S-13, sentís la imperiosa necesidad de lograr algún éxito. Antes de que zarpara su submarino se le había llamado, la atención por falta de disciplina temía que se le hiciera un proceso ante el tribunal de guerra. Con la esperanza de poder eludir el proceso, quería distinguirse hundiendo barcos enemigos.
Después de haber torpedeado el Gustoff y el Steuben regresó a su puerto de origen esperando ser aclamado como un héroe. Pero el alto manda de la flota soviética silenció ambos hundimientos para evitar que se le reprocharan actos de crueldad contra la población civil En septiembre de 1945, Marinesko fue expulsado deshonrosamente de la marina soviética. En 1990, veintisiete años después de su muerte, fue rehabilitado posteriormente y nombrado Héroe de la Unión Soviética.
El hundimiento
Era casi la medianoche del mismo día de la zarpada  cunado el  primer torpedo alcanzó la proa del Wilhem Gustloff e inmediatamente se cerró el compartimiento estanco con todos los supervivientes pues el barco amenazaba con hundirse de proa. El segundo dio en la piscina cubierta y mató instantáneamente a casi todas las auxiliares de la marina que se alojaban allí. El tercer torpedo dio en la sala de máquinas, destruyendo la vena de abastecimiento del barco.
A partir de aquel momento a los supervivientes les quedaban 50 minutos antes del hundimiento.
El pánico a bordo era indescriptible, cerca de 10.000 personas intentaban ponerse a salvo en el mínimo espacio, todos empujaban hacia arriba, hacia cubierta, quien se caía era pisoteado hasta la muerte. La cubierta estaba completamente helada, los fugitivos resbalaban por el barco, que ya estaba escorado, y caían por la borda al mar gélido.
Todo se agravaba porque el barco no tenía los medios de supervivencia para esa cantidad de personas, los salvavidas alcanzaban escasamente para 2000 personas, pero no para todo aquel gentío. Además, los mecanismos de los pescantes estaba helados, lo que dificultaba el descenso de los botes, Unos soldados intentaron controlar a la multitud movidos por la desesperación disparando al aire. Algunos botes salvavidas llegaron al agua a medio llenar, mientras otros amenazaban con hundirse en las heladas aguas a causa del sobrepeso.
Los supervivientes

El barco escolta Lowe

Tras disparar los torpedos; el submarino S-13 permaneció sumergido en las proximidades pues temía un ataque del buque escolta Lowe y prefirió permanecer escondido Pero el Lowe se apresuró a salvar a los que se estaban ahogando y a enviar incesantes SOS.
Afortunadamente el Löwe y otros barcos terminan haciendo una gran tarea de rescate: 564 personas fueron salvadas por el torpedero T-36, que se salvo milagrosamente de un nuevo ataque del S-13 , 472 por el Löwe, 98 por el dragaminas M387, 43 por el dragaminas M375, 37 por el dragaminas M341, 28 por el Gottingen, 7 por el Torpedofangboot TF19, 2 por el carguero Gotland; y, por el Vorpostenboot 1703, un bebe de apenas un año, caso sorprendente si consideramos cuán heladas estaban las aguas al punto de que muchos adultos murieron de hipotermia en pocos minuto.
El comandante del T-36 ordenó enseguida lanzar bombas de profundidad y dañó gravemente al S-13, pero no pudo impedir la huida del submarino. Hacia las 22:00 el Wilhelm Gustloff había desaparecido de la superficie marina. Con él se hundieron en las aguas unas 9.000 personas, gran parte niños. La cifra exacta de víctimas nunca se aclarará, sólo conoce el número de los que se salvaron 1239 personas que sobrevivieron, a la que hasta la actualidad ha sido la mayor catástrofe náutica de la historia.

 

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