Buques Argentinos en la Guerra Ruso Japonesa

A fines del año 1800  Argentina y Chile también habían iniciado una rauda carrera armamentista a raíz de las desinteligencias en la  determinación de los limites de sus fronteras, sobre todo delineación de las   complicadas fronteras comunes, constituidas por una de las cadenas montañosas más extensas del mundo.
En 1881 se había firmado un tratado de límites, que fijaba lineamientos generales, pero se tropezaba en la demarcación del terreno para la implantación de los hitos.
En 1893 se firmó otro protocolo complementario, que impedía a la Argentina tener costas en el Pacífico y a Chile tenerlas en el Atlántico. En 1896 se resolvió someter al arbitraje de la Corona Británica las diferencias que los peritos de ambas partes sugirieran.
La  Armada Argentina se había reorganizado, se habían comprado navíos de importancia, pero aún no igualaba el poder de fuego de la armada chilena, ni de su ejército.
Cuando ascendió al poder el general Roca, que ejercería su segundo período presidencial. El ministro de Marina fue el comodoro Martín Rivadavia,  quien encaró compras significativas en el poder naval Argentino.
Superado el diferendo con Chile por el Presidente Roca, se reunió con el presidente Chileno Errázuriz en los canales fueguinos, el 15 de febrero de 1899.

Acorazado Kasuga Ex Rivadavia

 

Acorazado Nisshin, Ex Moreno

El conflicto entre Chile y la Argentina había originado cuantiosas erogaciones para ambos países. En diciembre de 1901, la Argentina sancionó la ley de servicio militar obligatorio. Se incorporaron los buques construidos en la presidencia de Uriburu, se encargó a los astilleros Ansaldo, de Génova, la construcción de dos nuevos cruceros acorazados, el Moreno y el Rivadavia, que se sumarían a los cuatro gemelos: el Garibaldi, el San Martín, el Belgrano y el Pueyrredón.
La paz con Chile imponía a la Argentina a desprenderse de parte de la Flota.

Botadura del acorazado Moreno en Italia

Por otra parte Japón y Rusia por sus diferendos estaban próximos  entrar en guerra necesitaban armarse, pero los tiempos no alcanzaban. El desenlace del conflicto era inminente y construir las naves llevaba  tiempo. Los acorazados para la Argentina estaban listos en Génova en los astilleros Ansaldo, donde habían sido comprados.
La Argentina decidió que ambos  fueran  vendidos al Imperio del Japón quien solo seis semanas después entraba en Guerra con Rusia.
El Moreno pasó a denominarse Nisshin, (Japón Adelante) mientras que el Rivadavia se convirtió en Kasuga. (Sol de Primavera).

Japón rompió relaciones con Rusia el 4 de febrero del 1904 y ya el 11 de abril los acorazados estaban listos para entrar en combate y asi lo hicieron,  el 13 de abril participaron de la primera de las batallas mencionadas, la de Port Arthur, mientras que la segunda, que selló el dominio final japonés en el mar, fue la de Tsushima, el 27 de mayo de 1905.
La urgencia en la venta generó un problema y fue que la tripulación argentina estaba preparada ya para operarlos, y no existía una japonesa que la pudiera reemplazar en lo inmediato. Eso hizo que los barcos debieran ser conducidos por marinos argentinos, hasta adiestrar a las tripulaciones niponas.

Por ello la ayuda Argentina al Imperio del Japón no solo fue la venta de los buques sino además el adestramiento del personal para operarlos.

 

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